Desde los Reyes Católicos, en el siglo XV, hasta la llegada de Felipe V, a principios del siglo XVIII, la bandera no era más que un medio para mostrar en alto el escudo, éste era la representación de lo real. Con Felipe V empieza a confundirse lo real y lo nacional. El 28 de mayo de 1785, el rey Carlos III declaró reglamentaria para la Armada la bandera encarnada y amarilla:
«Para evitar los inconvenientes y perjuicios que ha hecho ver la experiencia puede ocasionar la Bandera nacional, de que usa mi Armada Naval y demás distancias, ó con vientos calmosos con las de otras Naciones; he resuelto, que en adelante usen mis Buques de guerra la bandera dividida á lo largo en tres listas, de las que alta, y la baja sean encarnadas, y del ancho cada una de la cuarta parte del total, y la de en medio amarilla…».
Para llegar a esta decisión, se presentaron al monarca doce banderas resultado de la selección de colocar banderas de distintos colores a varias distancias, el resultado fue el mismo que el que se podría obtener actualmente teniendo en cuenta las frecuencias del espectro.
PROPUESTA DE LAS DOCE BANDERAS PARA LA ELECCIÓN DE LA BANDERA DE LA REAL ARMADA
En las doce banderas los colores predominantes eran el rojo y el amarillo, los mismos del escudo de las barras de Aragón y de Nápoles a donde habían llegado con Alfonso V el Magnánimo; recordemos que Carlos III había sido rey de Nápoles antes de ser nombrado rey de España, en 1768, lo que pudo influir también en la elección de los colores.
GALLARDETE, BANDERAS DE LA ARMADA Y DE LA MARINA MERCANTE ELEGIDAS
Durante el siglo XVIII y el primer tercio del siglo XIX, la bandera sólo se izaba en los castillos y plazas marítimas cuando aparecía una nave para identificarse como nacional o extranjera. A partir del segundo tercio del siglo XIX se izó también con autorización de S.M. en fiestas y actos solemnes, posteriormente fue suficiente la autorización del jefe de la plaza.
Isabel II fue la que, el 13 de octubre de 1843, reglamentó el "uso de la Bandera roja y gualda para el Ejército, la Milicia y demás dependencias del Estado". El decreto del gobierno provisional siendo ministro de la Guerra el general Serrano decía así:
«Siendo la Bandera nacional el verdadero símbolo de la Monarquía española, ha llamado la atención del Gobierno la diferencia que existe entre aquella y las particulares de los Cuerpos del Ejército. Tan notable diferencia trae su origen del que tuvo cada uno de los mismos Cuerpos; porque formada bajo la denominación é influjo de los diversos Reinos, provincias ó pueblos en que estaba antiguamente dividida España, cada cual adoptó los colores ó blasones de aquel que le daba nombre. La unidad de la Monarquía española y la actual organización del Ejército y demás dependencias del Estado, exigen imperiosamente desaparecer todas las diferencias que hasta ahora han subsistido, sin otro fundamento que el recuerdo de una división local perdida desde bien lejanos tiempos…".
Los colores de la Bandera se mantuvieron hasta el día 27 de abril de 1931 (13 días después de proclamarse la II República) no ocurre así con el escudo que va sufriendo los cambios de la política. Con la llegada de Amadeo de Saboya (1871) se sustituye el escusón con las flores de lis por la cruz de Saboya. Con la Primera República se suprime la corona real, prohibiendo colocar corona alguna en los escudos de las banderas, aunque en el escudo de las monedas, sellos y membretes se coloca la corona murada. Con la restauración de Alfonso XII se vuelve a la bandera de 1843.
A la llegada de la II República se adopta la bandera tricolor formada por tres bandas horizontales roja amarilla y morada. Con el fin de la II República se restablece la bandera tradicional con un nuevo escudo análogo al de los Reyes Católicos, cambiando las armas de Aragón dos Sicilias por las de Navarra.
La Constitución española de 1978 en su artículo 4.1 determina que «la bandera de España está formada por tres franjas horizontales, roja amarilla y roja, siendo la amarilla de doble anchura que cada una de las rojas». Posteriormente, por ley nº 33 de 1981, se define el escudo de España, casi tres años después de aprobada la Constitución.